• Cuando por fin el sol decida acallar sus cálidos rayos y las estrellas empiecen a protagonizar el tan hermoso paisaje nocturno, cuando duerman las aves de colores y la caracola del mar emita otro sonido, cuando escaseen en los parques los angelicales juegos de los niños con sus pelotas y la ciudad se arrope de luces artificiales.
Cuando por fin me veas en tus pensamientos -pues solo en la oscuridad de la noche podre presentarme en tus recuerdos- te enterarás de lo mucho que fingiste amarme y de lo tanto que me lo creí.
González M., Dariel

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